Son cosas surrealistas pero forman parte de la vida, o de mi vida…no es “normal” desayunar con un gorrión, pero me sucede, es un gorrión posiblemente que ha sido criado en jaula pero que ahora vive en libertad. A horas tempranas se para en la puerta del bar, se queda un momento observando el interior y seguidamente pasa dando saltitos y hace su recorrido picoteando por el suelo lo que solo el puede ver y las migas que alguna vez se le echa y que agradece.
Mientras que tu picoteas salgo un momento a ver si llega la garcilla, ayer estaba en el parque compartiendo espacio con los perros y sus dueños, miraba de reojo pero aguataba el tipo. Hoy parece que no viene, será porque el tiempo ya no está lluvioso y ha encontrado el menú más cerca…pero mira el sol ya está al salir y el cielo se alborota dibujando con pinceles rosas, quiere ser el protagonista durante unos minutos sintiéndose admirado por tipos de cámara en ristre…
El cielo se pavonea mientras se siente observado y nos ofrece sus cambios de luces y tonalidades dejando sus espacios para el trinar de las aves en sus primeros vuelos del dia, poco a poco sus tonos roseados se van tornando azulados, grises y al final terminan en unos blancos traspasados por el Sol.
Vuelvo y el gorrión sigue picoteando por todos los recovecos bajo las sillas del bar. Salgo de nuevo buscando la garcilla, pero esta sigue sin llegar, creo que ya no viene…cuando de pronto entra en escena un nuevo actor. Es la “fifita” de Miralbaida, la veo estirando sus patas y sus plumas…
La observo y así está un buen rato, lo mismo que atleta que antes de correr calienta músculos. Después de un par de minutos se sacude por última vez y entonces me mira desafiante…
Yo aguanto el tipo como puedo ante aquella provocación en toda regla y la fifita gana la partida después de pactar que ella podrá disfrutar del parque y yo mientras tendré derecho a hacerle unas cuantas fotos más y a chismorrear de ella..donde yo quiera sin dañar su imagen y su reputación. Acto seguido la fifita con paso muy muy rápido empieza a recorrer el parque a sus anchas…
Primero por aquí….
Luego por allí…y me iré mirando cómo se mueve e un lado a otro y a otro..cámara al hombro y pájaros en la cabeza.
Pepe Zurita
Mientras que tu picoteas salgo un momento a ver si llega la garcilla, ayer estaba en el parque compartiendo espacio con los perros y sus dueños, miraba de reojo pero aguataba el tipo. Hoy parece que no viene, será porque el tiempo ya no está lluvioso y ha encontrado el menú más cerca…pero mira el sol ya está al salir y el cielo se alborota dibujando con pinceles rosas, quiere ser el protagonista durante unos minutos sintiéndose admirado por tipos de cámara en ristre…
El cielo se pavonea mientras se siente observado y nos ofrece sus cambios de luces y tonalidades dejando sus espacios para el trinar de las aves en sus primeros vuelos del dia, poco a poco sus tonos roseados se van tornando azulados, grises y al final terminan en unos blancos traspasados por el Sol.
Vuelvo y el gorrión sigue picoteando por todos los recovecos bajo las sillas del bar. Salgo de nuevo buscando la garcilla, pero esta sigue sin llegar, creo que ya no viene…cuando de pronto entra en escena un nuevo actor. Es la “fifita” de Miralbaida, la veo estirando sus patas y sus plumas…
La observo y así está un buen rato, lo mismo que atleta que antes de correr calienta músculos. Después de un par de minutos se sacude por última vez y entonces me mira desafiante…
Yo aguanto el tipo como puedo ante aquella provocación en toda regla y la fifita gana la partida después de pactar que ella podrá disfrutar del parque y yo mientras tendré derecho a hacerle unas cuantas fotos más y a chismorrear de ella..donde yo quiera sin dañar su imagen y su reputación. Acto seguido la fifita con paso muy muy rápido empieza a recorrer el parque a sus anchas…
Primero por aquí….
Luego por allí…y me iré mirando cómo se mueve e un lado a otro y a otro..cámara al hombro y pájaros en la cabeza.
Pepe Zurita
